Detrás de los celajes magnéticos hay un pintor temperamental que busca el éxtasis de los contemplativos. Los atardeceres de vientos apaciguados, de partículas latentes, de golondrinas volando bajo, propician su obra de arrebatos, de amarillos y rojos y naranjas de furia y fuego, de estrellados huevos contra el cielo de apocalipsis y cine. Mañana lloverá o hará viento, decía mi abuela Sol rogent, pluja o vent.