Algunos pueblan la mentira como otros cotejan la mutilación moral de las órdenes religiosas. Ambos parten de una motivación ajena a la verdad revelada por el código luminoso de las estrellas del día. Ambos eligen, de las apariencias, la que más se amolda a sus intereses pecuniarios. Ambos dos manejan la misma moneda. Cada cual la reconoce por la cara que le toca.