n pie tras otro pie
Y un perro nazareno
Por caminos cerrados
Por caminos abiertos
Delante de los hombres
Jadeando va y contento.
Entra raudo en el río,
Desenvuelto y azuzado,
Sus propias decisiones
No requieren del amo
Órdenes ni collares
Cordeles ni mandatos,
Entra fresco en el río
Libre en su desacato.
Ama su sumisión
De perro consumado
Más llegado al arroyo
Se lanza sin recato
A las aguas revueltas
Como un jinete bravo
Entraría en batalla
Sin cuidarse del daño.
La fruición lo arrebata
Indócil más que sabio.
El gusto de vivir
El reto del asalto,
Lo lleva por la sangre
De rebelde callado
Sin pensar que después
Puede venirle un daño.
Su firme decisión
Se olvida del pecado.
Placer de insumisión
Placer de iluminado
Esos grandes placeres
Propios de los esclavos.
¡Qué importa! Si el instante
Se agranda eterno y ancho,
Y el tiempo ya no cuenta
Que cuenta ser sin amo
Un perro nazareno
Saliendo del sembrado
Por trochas renovadas
Senderos no trillados
Que todo es nuevo y sabe
A perfecto y soleado
Día de libertad
Día de nuevo estado
Día para vivir
Proscrito de los palos.