Los rostros del mundo (355) Sonetos de la Intemperie 6

SONETOS DE LA INTEMPERIE 6

No importan las miradas que condenan,
ni las trampas del hombre que alecciona,
ni el triste corazón que no perdona,
ni las pérfidas gracias que envenenan.

No importan los rencores que no sienten,
ni los gestos precisos que te afean,
ni la duda y el miedo que bloquean,
ni las torpes palabras que nos mienten.

No importa la señal que nos sentencia:
aquello que nos niega nos convida
a buscar los caminos de otra vida.

Los míos encontraron tu presencia
que me enseña el sentido de una suerte:
ser los dos y el amor contra la muerte.

Los rostros del mundo (354) Sonetos de la Intemperie 5

SONETOS DE LA INTEMPERIE 5

Me ha llamado la tristeza esta mañana
con voz de madre olvidada por el hijo.
Ha entrado el verde y famélico acertijo
de ser yo mismo el gusano y la manzana.

Es húmeda, ya se ha dicho, la campana
que convoca los meandros del prefijo,
un aceite de suspiros tan prolijo
que anega el vacío, el muro y la ventana.

Todo hervido, el pez, el rostro, la manteca.
Tendrá sus huesos ligeros para el uso
el fantasma del ratón de biblioteca.

El informe es un legajo muy confuso
que convierte la ternura en una mueca
de sonámbulo perdido por lo obtuso.

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